Aquí estamos, de nuevo entramos en una temporada de otoño-invierno con medidas restrictivas, y aunque se han relajado, no hay que ser muy listos para saber que, lo mejor, es todavía hacer uso del «Quédate en casa» (creo que ha sido el lema más brillante de los últimos años, junto con el «Yes, we can» de Obama). Así, todas las empresas de bienes de consumo se han hecho a la idea de que espera una temporada todavía centrada en los hogares, y que sus productos deben ir dirigidos al uso doméstico y privado; en consecuencia, las campañas de publicidad.
Ya vendrá el tiempo en que volveremos a salir y a hacer vida pública, pero por ahora todo se centra en el interior de los hogares y, cómo no, en las familias convivientes. Así, hay ciertos sectores comerciales que están ojo avizor, pues claramente ven que en los meses otoñales ellos podrán hacer su agosto (no te pierdas la ironía del asunto, aunque sea un chiste malo). Internet es un vehículo clave para la venta, expansión y publicidad de estos productos, y de hecho ya el año pasado hubo un estudio sobre los sectores que tuvieron mayores beneficios gracias a su presencia en la red. El mayor, como muchos de nosotros sospechábamos, es la pornografía.
Porque, en cualquier tiempo, hora y circunstancia, el sexo gratuito atrae, vende y genera ingresos, esto es así. Puede que las webs porno se hayan visto algo perjudicadas por las medidas que se han tomado para evitar el acceso indiscriminado a su contenido, producido gracias a los elementos emergentes y a la publicidad para adultos; pero, aún así, no han dejado de tener actividad, y es que digan lo que digan, el porno online da beneficios. No hay que olvidar que el sexo es una de las actividades preferidas por el ser humano, tanto por su poder de comunicación como por el placer que nos da, no lo vamos a negar. Y, siendo así, todo lo que rodea a la sexualidad, el erotismo y la pornografía pura y dura, a la fuerza tiene un público seguro y fiel, y pocos nos podemos salvar de eso (a no ser que no lo reconozcamos, los negacionistas están a la orden del día).
Si la pornografía es algo bueno o malo, aún queda por saberse, no está muy clara la cosa. Pero, más allá de lo que pueda suponer el términos económicos, y también en términos éticos, hay una cosa que está clara: puede que no de una imagen real de lo que son las relaciones sexuales en pareja. Entre las cosas sobre sexo que debes saber, puede que los videos porno no den una imagen muy clara de ellas; y si no tienes claro que, al fin y al cabo, la pornografía es ficción y con un fin muy específico, pueden dar lugar a ciertos estereotipos que te pueden arruinar una relación sexual, a poco que no tengas cuidado. El ambiente adecuado, las miradas, las insinuaciones, las caricias aún sin haberse quitado nada de ropa… todo esto te lleva a una excitación previa al acto sexual en sí, cosa que no pasa en el porno (allí todo el mundo va a lo que va, más faltaba). Y por supuesto hay que olvidar algunas posturas sexuales que más bien parecen acrobáticas: en general, no tenemos tanta flexibilidad, y cualquier abuso de nuestro cuerpo puede dar lugar a lesiones dolorosas, como pocas. Y qué decir del sexo extremo, mejor tener algunas nociones y no lanzarse a practicarlo así como así…
En resumen, esta temporada otoño-invierno nos tocará seguir tirando de lo que tenemos en casa; y las campañas publicitarias irán directas a hacerte todo esto mucho más atractivo.